Ya me había cansado antes
ya me había cansado y vuelto a cansar
y no existía nada más en el vacío.
sin embargo todo lo podías hallar
viendo con el ojo nuevo,
calzando pies desnudos
Sonrojando.
Ver con el ojo nuevo
como si fuera a bastar,
unos huecos que se llenan
cientos que aparecen
reaparecen o
resucitan.
Nada más.
A la felicidad le vino bien pasar
no le voy a reprochar.
Si me recosté en ella
una noche helada
y la invité a ver la lluvia que cae solitaria
a desaparecer en los pastizales
y finalmente al baile .